Vivimos en un nuevo escenario. Los episodios meteorológicos extremos se suceden y cada vez cuesta más explicar a los niños qué son las estaciones del año. ¿Cuáles son ahora las diferencias entre el otoño y el invierno o entre la primavera y el verano? El cambio climático y sus consecuencias amenazan a todo el planeta, poniendo en riesgo el funcionamiento de las ciudades, los grandes símbolos de la civilización en el siglo XXI. ¿Cómo prepararnos para problemas y retos completamente nuevos?
El 5G aparece como un aliado en este combate. La gran revolución de la telefonía ofrece una serie de herramientas (baja latencia, múltiples usuarios, ultra definición de imagen…) que pueden ayudar a los gestores públicos y privados a tomar decisiones y actuar ante posibles acontecimientos causados por el cambio climático. La nueva capacidad de transmitir cantidades ingentes de datos con absoluta fiabilidad puede ayudar al control de calidad del agua, la gestión de los caudales fluviales, la supervisión de las zonas incendiables (con drones conectados con los servicios de emergencia) o de las mareas, por ejemplo.
El 5G es un motor de innovación. Necesitaremos aplicar todo el conocimiento disponible y buscar soluciones innovadoras para adaptarnos a las nuevas condiciones climáticas. La nueva tecnología móvil jugará un papel destacado en el desarrollo de sistemas de prevención y resiliencia en las ciudades ante los nuevos episodios climáticos extremos. La innovación y la digitalización, según los expertos, serán fundamentales para descarbonizar la economía y mitigar los efectos de ese desafío sin precedentes que es el calentamiento global.
La mejora de las telecomunicaciones jugará un papel clave para conseguir el 40% de la reducción de emisiones (1.400 megatoneladas equivalentes de CO2) proyectada para 2030, según la consultora McKinsey. Una mejor conectividad virtual reducirá desplazamientos físicos y permitirá una nueva organización de los flujos de trabajo y de los hábitos en las ciudades.
Mejora de la eficiencia de los servicios
El uso responsable de la energía será también una cuestión estratégica. La tecnología 5G requiere redes densas y compuestas de numerosas antenas y otros componentes. Esta necesidad impulsa el desarrollo de soluciones con una elevada eficiencia energética, que reduzcan el impacto de las comunicaciones móviles en la huella de carbono y el calentamiento global, y sean a la vez viables económicamente. El objetivo es reducir en un 10% el consumo eléctrico de los equipos.
El 5G mejorará la eficiencia de muchos servicios gracias al mantenimiento predictivo, los contadores inteligentes, así como gracias al uso masivo del Big Data, los algoritmos y la Inteligencia Artificial. Entre todas optimizarán el apagado y encendido de los recursos en función de la demanda de tráfico y permitirán reducir, o incluso evitar, el consumo de recursos no estrictamente necesarios para proporcionar un servicio, con el consiguiente ahorro de energía, según Andrés Vicente, CEO y presidente de Ericsson Iberia.
En el nuevo escenario climático, el 5G será una palanca de cambio contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y para garantizar un desarrollo sostenible e inclusivo que no deje a nadie atrás. La digitalización y las nuevas tecnologías serán instrumentos para resolver los nuevos problemas que tenemos planteados. El 5G nos ayudará a hacer frente a los nuevos retos climáticos.